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Carta a una picaña

Quitarte de la cabeza parece tarea imposible. Tal vez sea por tu apariencia imponente, cortes marcados y tu elegante fusión entre lo magro y lo graso.
Tal vez sea el vivido recuerdo de aquella parrillada en donde te conocí.

Llegue a la cena con un par de vinos encima. hablábamos de las presidenciales y de actualidad, pero me distraje cuando llegaron los platos con deliciosas guarniciones y, claro, con esa irresistible y protagónica picaña.

Mi cara cambia totalmente al probarla. Recordé las múltiples veces que el abuelo preparaba asados para toda la familia, entusiasmado lo conversé con mis amigos y nos reímos de la vez que dejamos quemar nuestros primeros cortes y nos tocó agregarle mucha salsa para poder comerlos.

La mesa se colma de brindis y carne, de música y sonrisas. Y entendí lo maravilloso y sutil de la comida en nuestras vidas, mientras seguía devorando esa deliciosa picaña.


Carnes Montoya.
Compartiendo tradición y calidad desde 1993.

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